27 de agosto de 2013

Su voz lo anestesiaba

Una voz que anestesia puede hacerlo de una manera positiva y una negativa. Uno puede caer como anestesiado por el aburrimiento, el sueño, la fatiga, el hastío. O puede ser como una canción de cuna, una voz que nos arrulla, nos mece.
Es como la voz del mar, a muchas personas las seda, las relaja. Los sonidos son diferentes para cada quien, por eso es que algunos pueden dormirse con la radio puesta (y de hecho es parte de su ritual para poder descansar cada noche) y otros necesitan el silencio absoluto para rendirse al sueño.
Supongo que como todo en esta vida, los sonidos nos conectan con recuerdos sensoriales y de ahí las diferencias que implican para cada quien.
Recuerdo puntualmente una voz que logró anestesiarme, y ahora que lo pienso fue como un canto de sirena. En ese momento pensé expresar en voz alta: Me podría dormir todas las noches escuchando tu voz.
Pero no todos los sonidos deben ser emitidos, a veces algunos es mejor callarlos.

25 de agosto de 2013

Bloqueo Nº 1

Siempre me costó escribir cuentos. En realidad, recuerdo solo uno que pude escribir, en una clase de Literatura en el colegio. Y por más que intente, ese sigue siendo el único que recuerdo haber escrito.
Problemas con la redacción no tengo, sé como encajan las palabras unas con otras. El problema es el contenido, lo que quieren decir esas palabras. Se supo que un cuento contiene una historia, sirve para contarnos algo.  Ahí es donde tengo el inconveniente, no se me ocurre ninguna historia que contar. Yo siempre escribo lo que pienso, sin pensarlo demasiado, nunca pienso por adelantado sobre lo que quiero escribir. Es más, a veces me llega una idea de la nada y trato de retenerla pura en mi cabeza sin desarrollarla, para que llegue al teclado lo más fresca posible. Quizás tengo que probar eso, simplemente sentarme y ver a donde me lleva la historia, aunque no creo que me lleve a buen puerto, como mucho me quedará un cuento poco coherente de muchas muchas hojas y que no cuente nada.

18 de agosto de 2013

Frente al espejo de Alicia

"Ser feliz es una obligación que incumplo de cuando en cuando". Esa felicidad obligada porque cabe en el estereotipo de lo que la sociedad entiende como tal. Esa felicidad acartonada, que entra en una caja cuadrada de lados perfectos y cerradura hermética. A esa felicidad la incumplo de vez en vez, y si puedo más seguido aun. 
Porque hace años entendí que el ser humano se mueve como ese motor inmanente de una cosmogonía ya obsoleta, se mueve de manera infinita en la persecución de una felicidad inalcanzable, imaginaria e irreal.
No por que no se pueda ser feliz, al contrario, porque lo somos todo el tiempo pero no lo notamos, simplemente porque estamos pensando en nuestro próximo deseo, aquello que no alcanzamos, y nos perdemos la felicidad mediata.
No estoy diciendo ninguna novedad, seguro ya existen teorías al respecto y más de uno se lo habrá planteado en su interior.
Pero pasa que a veces lo sentimos más real que teórico, podemos palpar, casi oler esa necesidad de ir en contra del deseo absoluto y dedicarnos al placer inminente. Dejar de correr en la rueda como hamsters, y simplemente... parar.


Cuanta de esa felicidad obligada tiene que ver conmigo misma y cuanta con los demás. Cuanta de mi rebeldía inconclusa tiene que ver con la imagen en el otro más que con mi propia pasión. ¿Ante quien me rebelo si no es ante un otro? Porque no es contra mí misma contra quien batallo. O sí, depende del día.
Y el día de hoy, cuando me estoy reencontrando con tantas cosas, cuando en el espejo se mezcla mi yo verdadero y mi deseado, cuando la rueda vuelve a dar una vuelta pasando por exactamente los mismo lugares... el día de hoy quizás cumplo con ser feliz.

12 de agosto de 2013

Y un día decidí escribir un cuento...

Volver a las raíces siempre es difícil. Quizás por eso muchos rehuyen del análisis, porque es un constante flashback a aquello que nos es más básico y elemental, y quizás también más ajeno a quien somos de manera activa.
Viejos vicios, nuevos desafíos, una vuelta a una raíz muy onda, que casi no puedo precisar donde tuvo su origen. No sé donde surgió, pero como tantas cosas en la vida, seguro se lo tengo que agradecer a aquel que me dio vida y me dio luz, y que espero me la siga dando por muchos más años.
Esto con que me encuentro es algo tan mío, tan propio, tan puro, tan no sé qué. Es aquello que siempre tuve y jamás supe como agarrar. Es algo tan propio de mi vida y a la vez tan extraño.
La vuelta a la ficción siempre me cuesta, me atora, siempre me fue más fácil escribir solo pensamientos, antes que crear. Supongo que esto que hago siempre en el blog también es crear, pero no lo es tanto, es más plasmar. Crear otras realidades implica una dosis de fantasía que para algunas cosas me sobra pero en estos casos me escasea.
No sé si soy clara, siempre me cuesta serlo, y calculo que eso es parte de mi tara con la ficción.
Porque la fantasía siempre existe en mí, mil historias tejo todos los días en mi mente, pero son tan personales que tratar de ponerlas en otros personajes... me traba... quedan ahí atascados.
Quizás este regreso sea parte de este proceso constante que me toca vivir, que transito, que busco transitar y que espero que nunca termine.

6 de agosto de 2013

The time goes by

Pasa que nada pasa, que la vida trasciende más allá de nuestras propias fronteras. Pasa que no llegamos a oler a dos pasos de nuestra nariz, y menos que menos ver más allá.
Pasa que lo que no pasó no va a volver a pasar, que aquello que dejamos pasar es un paso atrás en nuestro andar.
Pasen y vean, la vida está cruzando frente a nosotros, pasen y vean, nos toca entrada gratis por la eternidad. Primera fila, nunca mejor ubicados, el show comienza, o ya comenzó, quien sabe, el programa no marca la grilla.
Sucede más que pasa, aunque lo que no sucede es lo que más nos inquieta. Serán cosas que suceden detrás del telón, debajo de las butacas
Sucede que no sucede nada, que de golpe la tierra dejó de girar y nos olvidamos de respirar. Que todas las cosas en movimiento decidieron dejar de moverse y se quedaron suspendidas en la estática de lo no sucedido.
Pasa todo y nada a la vez.