Otra etapa que tiene que cerrarse, fue corta pero
intensa, intensa hasta el punto de que volvió a hacer caer mis estructuras. Pero como
siempre que eso pasa, hay que volver a poner todo en su lugar, volver a
encontrar el centro y armarme de nuevo. Hay muchas cosas donde apuntalarme, ya
no tengo un par de estantes flojos, ahora tengo brazos que me ayudan a
mantenerme en pie y volver a encontrar mi propio soporte.
Esto no quita que sufra el cierre, si no lo sufriese
habría algo que no estoy haciendo bien. Otro aprendizaje en mi mochila para que
me acompañe en el ser humano que soy, en el camino de ser un adulto. Porque
crecer duele, pero más duele ser un eterno Peter Pan que no logra mirar hacia
adelante y seguir caminando, que se niega a entender que la vida está llena de
cosas buenas y malas, pero que todas por igual son parte de la experiencia de
disfrutar la vida.
Todas las experiencias son pinchazos para probarnos que aún
estamos vivos.