4 de septiembre de 2011

Blanco

Algunas palabras no tienen sentido, algunas ideas no tiene palabras, algunos gestos no tienen definición, algunas situaciones no tienen salida.
Pensar mucho hace mal, pensar poco nos trae problemas, pensar lo justo a uno nunca le sale ¿quién sabe qué es eso? Si alguien lo sabe que me de la receta.
Las ideas van más allá de límites, de definiciones, de estructuras. Las ideas vuelan por todos lados, nos atrapan sin previo aviso, nos asfixian, nos acarician, nos golpean, nos besan.
¿Volar sobre una idea o dejarla volar sola? ¿Volar huyendo de ella o atraparla en pleno vuelo? ¿Será posible alguna de estas opciones o son todas tan imposibles como querer definir una idea?
Cuando uno intenta vaciar la cabeza, bajar las revoluciones, concentrarse en algo distinto, la conexión que logra en ese momento con uno mismo es tan difícil de describir como cualquier idea. Pero existe. ¿Es ese quizás el momento donde uno logra realmente apagar las ideas y la cabeza? Dicen que esto no se puede hacer, yo creo haber encontrado un atajo, el problema es que no es posible ponerlo en práctica en cualquier momento ni en cualquier lugar. Algunos bajan a un pozo y se agarran de un bate de béisbol, yo tengo algo un poco más convencional, pero no menos difícil de accesar.
Quizás el difícil acceso tenga que ver con la dificultad para acallar las ideas, quizás algún día logre que el procedimiento sea más sencillo, lo que implicaría que mi cabeza sea más sencilla.
Mmmm otra vez pensando en imposibles.

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