A veces extraño correr a fondo y estrellarme contra la pared, no soy una persona pasiva (siempre lo digo), no sirvo para quedarme sentada y esperar que el mundo pase.
Pero a veces uno no sabe que hacer, o no tiene nada para hacer, no hay ningún objetivo que nos movilice, que nos haga arrancar.
Si, es así, extraño correr riesgos, extraño la adrenalina del no saber que va a pasar, el miedo a las consecuencias, a las heridas, a las cicatrices.
Quiero sentir esa energía que fluye adentro antes del golpe, esa sensación única que da correr un riesgo.
Soy así, que le voy a hacer, la monotonía me está matando, extraño la pasión en cualquiera de sus facetas. ¿Está girando el mundo? A pararlo y darlo vuelta, que gire para el otro lado o que se quede quieto y seamos nosotros los que lo hagamos girar a fuerza de correr sin rumbo.
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