4 de agosto de 2009

Insipirada por un viento cálido del norte

El amor te da la energía para tirar cualquier barrera abajo, la fuerza para despertarte el día más nublado del año y saber donde está ubicado el sol atrás de tantas nubes negras, mirar por la ventana y sentir su calor en el rostro.
El amor (realmente amor, cuando solo le querés decir a la otra persona "te amo") se da con el tiempo y el conocimiento.
Muchas veces confundimos un crash con amor.
Pero el verdadero amor llega con el tiempo, cuando más allá de esos primeros momentos, lo pasas bien con la otra persona, sentís que querés estar con él no importa lo que pase, que lo añoras cada momento que no están juntos.
Muchos ven la punta de ese iceberg que se presenta antes ellos, brillante y hermosa, y apurados se sumergen en las frías aguas, como dejándose llevar por un espejismo.
El verdadero amor es mirar esa punta, disfrutar la vista, conocerla en todos sus ángulos y sumergirse despacio, sintiendo el agua en cada una de nuestras células. Recorrer toda la superficie de la enorme roca, encontrar los puntos en que nos parece hermosa y aquellos puntos que no nos gustan, pero que forman parte de ese gran hielo y colaboran con su majestuosidad.
Conocer a la otra persona nos hace amarlo. Conocer cada pliegue de su piel, cada tick que mueve su cuerpo. Saber cómo toma el café en el desayuno. Reconocer su punto débil y cuidárselo en lugar de atacarlo. Que te mire y te diga exactamente qué pensás. Que se acomode para dormir de manera que vos estés cómodo. Que te llame en el momento menos esperado para decirte las palabras justas. O que te llame en el momento más esperado y así y todo lo convierta en algo nuevo.
Porque el conocimiento da la posibilidad de elegir, y no hay nada más hermoso que el que te elijan y ser elegido.
Porque el conocerse te acerca a la otra persona creando una complementación que solo el tiempo la da.
Eso es para mí el verdadero amor.

Córdoba '09

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