17 de septiembre de 2011

La Autonomización toyotista

A veces somos nuestro peor enemigo, debemos huir de nosotros mismos, de nuestras ideas, de nuestros impulsos. A veces debemos atarnos las manos, decirnos "no" y convencernos de ese no.
El auto control no es fácil, y menos para una persona impulsiva como quien les escribe, que no cree en "que hubiera pasado si...", ni cree en dejar que las cosas fluyan.
¿Porqué no creo en ninguna de estas dos cosas? Eso es algo que nunca me puse a pensar. No soy una persona que haya tenido muchas experiencias en su vida, de hecho escucho demasiado seguido el "¿En serio nunca...?". Sí, en serio, hasta el año pasado no había remontado un barrilete! Entonces no tiene que ver con ser una persona lanzada, porque claramente no lo soy. Creo que existe una diferencia entre lanzada e impulsiva. En lo que sí creo es en que las oportunidades se dan una vez en la vida, y es tomarlo o dejarlo.
¿Esto me hizo pegarme muchos porrazos? Probablemente, muchísimos, demasiados. O sea que tengo que empezar a dejar de seguir mis impulsos el 100% del tiempo y tengo que empezar a racionalizar mis decisiones.
Uy, soy una contradicción caminando! Racionalizo siempre todo y termino actuando por impulso! Esperemos que de esta salga ilesa y logre mi objetivo de que la racionalidad le gane a los impulsos. Agustina, las cosas pensadas a veces salen mejor.

15 de septiembre de 2011

Prendiendo y apagando

Me gustan estas épocas en las que puedo escribir casi todos los días, cuando las ideas son tan claras y tangibles que puedo volcarlas en el teclado con tanta facilidad,
Quizás no tiene que ver con una cuestión de claridad de las ideas, porque eso creo que nunca se da en mi caso. Siempre tengo una maraña de cosas en la cabeza, un enredo que da vueltas todo el día. Lo importante es que hoy no me quita el sueño, que hoy me permite sentarme y escribir.
A veces siento que un frío rodea mi cabeza, como si de golpe me tiraran un balde de agua fría o simplemente saliera a la calle en una noche invernal. Es una sensación de segundos, un frío físico que no alcanza al resto del cuerpo, solo se produce ahí arriba. A veces creo que es un mecanismo de defensa de mi propia cabeza, tratando de enfriar ideas, tratando de lograr que "Chispita" no se prenda.
Me retiro a tiempo, mi cabeza tiene que dejar de tener las ideas tan claras y ponerse a estudiar un poco.

14 de septiembre de 2011

Y de a poco todo cambia de color

Supongamos que esta es la vida que me toca vivir, que no hay nada que pueda hacer para modificarla, solo me queda vivirla. Supongamos que las circunstancias son estas, que uno tiene que aprender a mantener las bolas dando vueltas en el aire mientras el piso se mueve y nosotros mismos nos movemos de un lado para el otro. Supongamos que nada es tan fácil como dejar que las cosas fluyan, nada tan sencillo como esperar a que las cosas pasen. Porque la realidad es que nada pasa, nada fluye, nada es determinado simplemente por el paso del tiempo, todo requiere una acción, una determinación, una decisión.
Sí, a veces nos cansamos de decidir, de determinar, de accionar. Sin embargo, no nos queda otra opción, porque las bolas tienen que seguir ahí arriba porque de otra manera se nos caen en la cabeza y nos lastiman.
Así que sigamos haciendo acrobacias, sigamos mantiendo las bolas en el aire, dejemos que el tiempo pase y todo siga su curso, pero sin quedarnos quietos mirando, sino tomando parte activa en lo que las vida nos presente. Aunque no nos guste, aunque no sea lo que esperamos, aunque de tanto en tanto nos deje una cicatriz, vivir solo cuesta vida, solo nos cuesta el esfuerzo de respirar, el resto es pasajero, forma parte de la experiencia, pero no deja de ser algo que a veces viene y a veces se va. Lo que queda somos nosotros, nuestras experiencias, lo ganado y lo perdido, quienes quedamos después de cada derrota y cada triunfo, lo que vamos construyendo con lo que nos toca.
Las metáforas de heridas y cicatrices van a quedar, no las voy a poder borrar aunque lo intente, solo queda convertirlas en nuevas cicatrices y ver como se cierran y se vuelven parte de la propia piel, determinando quien soy y quien quiero ser.

8 de septiembre de 2011

Pateada

Quien diría que algún día me iba a sentir así. Quien diría que esto me pasaría. Quien diría que mis teorías elaboradas en años se iban a derrumbar y volver a levantar.
Quien dice que los escudos no sirven. Quien dice que no podemos escondernos detrás de una coraza. Quien dice que así no estoy mejor.
Quien dirá lo que me depara el futuro, cuando todos los días me siento a pensar en el mañana y cuando llega actúo diferente a lo pensado. Quien dirá si alguna vez volverán a caer los escudos y las defensas, espero que así sea, que haya un momento en que valga la pena.
Las patadas en el culo tiran para adelante, poco protocolar, pero nunca más real.

4 de septiembre de 2011

Blanco

Algunas palabras no tienen sentido, algunas ideas no tiene palabras, algunos gestos no tienen definición, algunas situaciones no tienen salida.
Pensar mucho hace mal, pensar poco nos trae problemas, pensar lo justo a uno nunca le sale ¿quién sabe qué es eso? Si alguien lo sabe que me de la receta.
Las ideas van más allá de límites, de definiciones, de estructuras. Las ideas vuelan por todos lados, nos atrapan sin previo aviso, nos asfixian, nos acarician, nos golpean, nos besan.
¿Volar sobre una idea o dejarla volar sola? ¿Volar huyendo de ella o atraparla en pleno vuelo? ¿Será posible alguna de estas opciones o son todas tan imposibles como querer definir una idea?
Cuando uno intenta vaciar la cabeza, bajar las revoluciones, concentrarse en algo distinto, la conexión que logra en ese momento con uno mismo es tan difícil de describir como cualquier idea. Pero existe. ¿Es ese quizás el momento donde uno logra realmente apagar las ideas y la cabeza? Dicen que esto no se puede hacer, yo creo haber encontrado un atajo, el problema es que no es posible ponerlo en práctica en cualquier momento ni en cualquier lugar. Algunos bajan a un pozo y se agarran de un bate de béisbol, yo tengo algo un poco más convencional, pero no menos difícil de accesar.
Quizás el difícil acceso tenga que ver con la dificultad para acallar las ideas, quizás algún día logre que el procedimiento sea más sencillo, lo que implicaría que mi cabeza sea más sencilla.
Mmmm otra vez pensando en imposibles.