7 de octubre de 2013

Psicología barata y comida casera

Esa manía tan mía de tratar de encontrar los por qué en los todos más absolutos, vicios del análisis difíciles de retomar en la soledad de mi casa. La perspectiva gestaltica cayéndose sobre mi cabeza, tratando de encontrar el valor de cada parte para asignarle un peso al todo, que siempre, pero siempre, es mayor.Pienso y pienso y pienso, y me cuesta ordenar las ideas, los patitos no se alinean, sigue cada uno su camino. La frustración, sumada a la sensación de algo que me supera y no puedo controlar. Lo peor es que lo puedo controlar, pero no estoy encontrando el camino para hacerlo porque, volviendo al principio, no le encuentro todos los por qué. Ganas de llorar atragantadas que no logro escupir por falta de motivos, la razón superpuesta a la emoción en un plano inexplicable para la razón misma. Me siento agotada, exhausta, demolida, derrumbada, sin la motivación necesaria para volver a construir esto que me aflige. No puedo. Algo que a veces digo a la ligera y que me cuesta tanto decir. No puedo. Significa darme por vencida, rendirme, tirar la toalla. ¿Por qué no puedo? Tengo que poder, yo siempre puedo con todo, siempre tengo que poder con todo y con mas. ¿Dónde está la traba? Porque es obvio que no está en lo que explícitamente me frustra, porque no es un obstaculo realmente tan grande. Y sin embargo ahí está y no logro saltarlo, sortearlo, esquivarlo, evitarlo, rodearlo, o simplemente derribarlo.

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