Espero nunca ser tan cobarde como Ilsa Laslo ni tan gallarda como Rick Blaine, que mi amor egoísta valga más que las distancias, y que estás últimas nunca crezcan. Porque sacrificarse por amor para mí no significa amar más, porque amar lo que perdimos no es menos cobarde que amar lo que nunca tuvimos.
Porque de todos los garitos de todas las ciudades del mundo, él entra en el mío y me enfrenta cara a cara con mi destino, con mi deseo, con aquello que quiero y nunca podré tener. Pídeme cualquier deseo, poco te puedo ofrecer.
¿Quienes eres realmente? ¿Y quien eras antes? ¿Acaso importa? ¿Es una cuestión de no hacer preguntas o solo no hacer aquellas que no tienen respuesta? ¿Importa quien era cuando dejo de serlo por el solo hecho de estar contigo?
Y él la espera con su gabardina en un París lluvioso, al borde de una vía de tren que lo llevará lejos, pero no tan lejos como ella lo apartó.
Ella ilusa le pregunta: ¿Pero que pasará con nosotros? Siempre tendremos París. Siempre tendremos algún recuerdo imborrable que habla más que mil palabras, que significa mil imágenes.
Que no haya más despedidas que no soy Ilsa Laslo ni tu Rick Blaine, ni yo soy tan idiota, no te dejaría ir.
Soldados israelíes: destello de decencia
Hace 3 horas