19 de junio de 2013

Edición Vespertina III

"La vida me impide encontrarte" (*), aunque digan que el que busca encuentra, aunque digan que todo se encuentra cuando se deja de buscar. Porque hay cosas para las que no hay una fórmula, para las que no aplican los viejos proverbios, los consejos de siempre. Porque hay cosas tan sorprendentes que nos voltean en el aire como un barrilete.
La vida me aleja y me acerca, no sé a dónde ni por qué, solo siento el movimiento bamboleante, esa fluctuación inexplicable en el aire que me agita y no logro calmar. Zozobra quizás sea la palabra. Aunque llega un momento que preferiría que se convierta en naufragio, que la tormenta se termine y llegar a un puerto. No digo buen puerto, no pido tanto, pido solo tierra firme.
Tierra firme... cuantas veces pensé y cuantas veces escribí sobre esa necesidad que tengo de pisar sobre seguro, de apoyar mis pies sobre terreno raso. Cuántas veces voy a llegar la conclusión de que no existe algo así, que la vida tiene un vaivén continuo que nunca se detiene, que es parte de su ritmo, de su baile eterno.
En definitiva, que me quedo con mi búsqueda inconclusa, no imposible, solo eterna. Esa búsqueda de algo que sigo sin saber qué es, pero que siento que me falta. Aquello que solo conoceré cuando lo encuentre.

(*) Te odio, Ismael Serrano

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