25 de agosto de 2011

Con Tchaikovsky en los oidos

Y como tantas veces hice antes, declaro día 1. Día 1 de intentar volver a mi eje (soy realista, lo nombre intento, espero convertirlo en logro). Día 1 de dejar que el cerebro descanse después de tanto malambo que tuvo este año.
A veces uno le da tantas vueltas a la tuerca que se olvida de la forma original de la rosca. A mí me pasa particularmente, ir sumando todo a un gran ovillo, sin importar qué, sin discriminar por qué, hasta que pierde en algún momento la forma y queda enredado.
Sabiendo que todas las cosas en las que pienso no son vanas, sabiendo que son cosas en las que tengo que pensar, solo me queda hacerlo de una manera diferente, más productiva, más sana.
Tomarme las cosas de una manera más tranquila nunca fue mi fuerte, sin embargo en algún momento lo logré, lo que prueba que es posible.
¿Cómo? El tiempo lo dirá, este año no es igual que el pasado, la forma de conseguirlo tampoco va a ser igual. Pero el ya intentarlo implica un cambio de ideas que quizás generen algo nuevo.

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