22 de agosto de 2011

Por qué hablamos....

Abandonar mis palabras no fue tanto una decisión mía como una de mi cerebro, mi cuerpo, algo adentro mío que me alejó instintivamente de mi blog, vaya uno a saber por qué.
No es que todo tenga que tener un por qué, de hecho estoy convencida que pocas cosas lo tienen. Es cuando me pongo a pensar en cosas como estas cuando mi lógica y mi sentido común se pierden en algo más grande, más inmenso, algo sin un por qué. Sin un por qué, con un quizás, un hasta luego, un quizás nunca, un tal vez, un jamás, una visión, sin un por qué.
Ese mismo "vaya a saber uno qué" que me acerca cada tanto al teclado, me recuerda que tengo algo acá dentro intentando salir, ya no por las mismas razones que antes (lo que alivian a mi parte lógica y mi sentido común, que vuelven a aparecer detrás de un mueble), sino por la mera razón de necesitar existir, de necesitar ser plasmado de alguna manera en el exterior, convertirse en más que ideas convulsas luchando dentro de un cuerpo. Quizás es más lo que dejo adentro que lo que logro plasmar, quizás encubro con esto más de lo que termino diciendo.
No lo sé, solo sé que escribo sin un por qué y hasta ahora para mí es la mejor forma de hacerlo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario