12 de agosto de 2013

Y un día decidí escribir un cuento...

Volver a las raíces siempre es difícil. Quizás por eso muchos rehuyen del análisis, porque es un constante flashback a aquello que nos es más básico y elemental, y quizás también más ajeno a quien somos de manera activa.
Viejos vicios, nuevos desafíos, una vuelta a una raíz muy onda, que casi no puedo precisar donde tuvo su origen. No sé donde surgió, pero como tantas cosas en la vida, seguro se lo tengo que agradecer a aquel que me dio vida y me dio luz, y que espero me la siga dando por muchos más años.
Esto con que me encuentro es algo tan mío, tan propio, tan puro, tan no sé qué. Es aquello que siempre tuve y jamás supe como agarrar. Es algo tan propio de mi vida y a la vez tan extraño.
La vuelta a la ficción siempre me cuesta, me atora, siempre me fue más fácil escribir solo pensamientos, antes que crear. Supongo que esto que hago siempre en el blog también es crear, pero no lo es tanto, es más plasmar. Crear otras realidades implica una dosis de fantasía que para algunas cosas me sobra pero en estos casos me escasea.
No sé si soy clara, siempre me cuesta serlo, y calculo que eso es parte de mi tara con la ficción.
Porque la fantasía siempre existe en mí, mil historias tejo todos los días en mi mente, pero son tan personales que tratar de ponerlas en otros personajes... me traba... quedan ahí atascados.
Quizás este regreso sea parte de este proceso constante que me toca vivir, que transito, que busco transitar y que espero que nunca termine.

No hay comentarios:

Publicar un comentario