23 de diciembre de 2010

What if...

"Yo me quedé con más ganas de juerga, lo ví todo desde la puerta", si bien es una frase referida a una historia concreta lejos de las que yo puedo llegar a contar, me viene como anillo al dedo para otra de mis muchas disertaciones sobre el qué hacer y qué no hacer, cuando parar y si es que hay que parar.

¿Tiene sentido ver todo desde la puerta, desde afuera? El otro día en una película decían que  no hay peor frase que el "what if...", que si bien no es la traducción literar quiere decir: "qué pasaría si..."

Si bien uno no puede andar por la vida a lo bobo, dando tumbos y pasos en falsos, lanzándose a cada vacío que se le presenta, tampoco puede vivir detrás de una ventana mirando como la vida pasa por enfrente, con miedo constante al fracaso o a sufrir.

No hay nada peor, realmente, que quedarnos pensando que hubiese pasado si las cosas hubiesen sido distintas. Cuando esa diferencia depende de nosotros, a veces debemos dar un salto de fe y confiar en nuestro instinto más que en nuestro sentido de supervivencia.

Sí, muchos palos me dí por tener esta filosofía, pero también muchas cosas disfruté. Y como ya dije, no es cuestión de ir a tontas y locas, nadie más contrario a eso que la Srita. Estructura. Pero sí ponerle a las cosas su justo peso, no dejar que las oportunidades se nos vayan de la mano solo por el What If.

Son muchos los golpes que llevo encima, algunos más recientes, otros durante años y de manera repetida, pero no me arrepiento de ninguno de mis actos. A veces cuesta más levantarse, pero siempre cuesta menos si miramos para atrás y nos damos cuenta que en su momento seguimos nuestros sentimientos y nuestras convicciones, que quizás algo en el camino falló, pero que fuimos siempre fieles a nosotros mismos y nos dimos la oportunidad de algo fundamental: SENTIR.

No hay comentarios:

Publicar un comentario