24 de enero de 2011

Fraseario

Existen miles de frases con las que puedo empezar un texto. Frases leídas en mis libros favoritos, frases leídas al pasar en un cartel, frases escuchadas en miles de canciones, simples frases que el cerebro elabora sin más pretensión que la de ser frases.

Cada frase encierra de por sí un texto, un significado más allá de las palabras mismas, esa esencia propia de la frase que puede ser dilucidada por cada persona de manera diferente. Pueden existir lecturas parecidas de la misma frase, pero nunca idénticas.

Hay frases que deben ser gritadas a pulmón, tienen el derecho de que sea así, de ser expresadas a gritos y a los cuatro vientos. Hay frases que deben ser susurradas al oído, que solo dichas en apenas un murmullo guardan todo su poder, un poco más altas y pierden sentido. Hay frases que deben guardarse en secreto, que se valoran solo escondidas en lo más hondo del pecho donde no pueden ser perjudicadas por el aire exterior.

Hay frases para todo y siempre faltan las palabras igualmente.Hay quienes dicen que sobran las palabras, pero soy de las que creen que las mismas nunca son suficientes.

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