14 de julio de 2013

Absolutos finitos

Es como empezar algo que nunca se va a terminar. Es simplemente extraño. La vida es algo extraño. ¿Qué esperamos? ¿Qué queremos? Creemos estar siempre tan seguros de los fines que perseguimos, pero lo que hacemos en realidad es siempre quedarnos dando vueltas en una calesita infinita que nunca para, nunca baja la velocidad, simplemente se queda girando por su propia inercia.
Caminar, caminar, aire entra, aire sale, ¿y entonces qué? ¿Claridad acaso? Nah, eso nunca. ¿Y entonces qué?
¿Será que alguna vez, después de muchos años, vamos a caer en la cuenta de que estuvimos equivocados siempre? ¿O es simplemente una cuestión de aceptación, de admitir que todo tiene un motivo, una razón en nuestra vida?
Pensar que todo es un parte de un aprendizaje limita con el optimismo absurdo. Sino sería todo más fácil, nunca nos equivocamos, todo tiene un por qué, todo contribuye a la causa, ¡Qué grandiosos que son nuestros actos!
Pero siempre hay un punto donde tenemos que responsabilizarnos por el aquí y ahora. ¿Y qué hay en el aquí y ahora? No sé, a veces veo todo tan borroso que no sé lo que tengo enfrente de mi nariz. Aquí y ahora... Aquí, en el lugar que quiero estar ¿En el lugar que quiero estar? Ahora, ahora me gustaría haciendo otra cosa, pero solo se me ocurren imposibles tan absolutos que hasta ponerlos por escrito suena irracional.
¿Escucharon sobre el delirio de grandeza? El mio es el delirio de la nada misma. El delirio de la pequeñez. Me siento tan chiquita en el mundo tan enorme, como una adolescente, intento entenderlo todo y sigo sin entender nada. Intento alcanzar todo y apenas llego al primer piso.
No, ni tanto análisis, solo delirios, todo inconexo, todo fugaz.

No hay comentarios:

Publicar un comentario