30 de junio de 2009

El Sol y las Flores

Dijo García Márquez que el amor es tan importante como la comida, pero que no alimenta.
Uy, ¿voy a tener que estar en desacuerdo con mi autor favorito?
Claro que alimenta, nutre el cuerpo, le da vida, brillo.
Otra autora que me gusta, Mayu Shinjo, dijo a través de uno de sus personajes que el amor es como el sol que ilumina a las flores, y hace que estás vivan y se renuevan.
A todo esto, Lady Eowyn dice:

El amor me alimenta, da energía a mi espíritu, vigoriza mis músculos, ilumina mi mirada, me da un aire de estar viva que nada más le puede dar.
El amor a la vida misma es ese sol que me despierta por la mañana, que calienta mi cuerpo y me impulsa a levantarme.
Cada célula de mi cuerpo se alimenta con un amor.
Mi cerebro, con el amor a la literatura, al conocimiento, al saber.
Mis ojos, con ese amor tierno y eterno a ese hombre junto a mí que los ilumina.
Mis piernas, con el amor a la energía, a la vida dinámica, al hacer.
Mis brazos, con el amor a los amigos, a la gente que abrazo, a quienes levanto entre mis brazos.
Dicen que el amor no alimenta como la comida, pero yo creo lo contrario, sino observen entonces esto que me da tantas fuerzas para moverme, para mirar el mundo y sonreír.

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