2 de junio de 2009

Los Primos

En el libro que estamos leyendo actualmente (1), en el grupo de lectura en el que participo, un adolescente con Síndrome de Asperger, utiliza los números primos para dar orden a sus ideas, incluso los utiliza para numerar los capítulos del libro que escribe. ¿Por qué le gustan los números primos? Porque son lógicos y no hay manera de averiguar cómo funcionan. Gran contradicción. Cuando uno actúa de manera lógica, todo tiene que tener un sentido, una razón de ser, un mecanismo, un razonamiento, un proceso. Una de las definiciones de la RAE para "lógico" indica: "Dicho de un suceso: Cuyos antecedentes justifican lo sucedido.", con lo cual, cualquier acción lógica implica que esté justificada por sus causas.

Aquí entra la contradicción: no hay manera de averiguar cómo funcionan los números primos. Con lo cual, sus antecedentes no son justificables.


Sin embargo, son una constante, lo que da tanta seguridad como un razonamiento lógico. No pueden ser justificados, pero son tan exactos que no dejan lugar a la incerteza.


Ahí es donde le dan seguridad al protagonista, en esa imposibilidad de error, en esa seguridad de que esos números son tal cómo se los representan, en esa complejidad que encierra tanta simplicidad.


Otro punto por el cuál puede ser que le gusten los números primos es porque son números solitarios. Son números aislados del resto de los naturales. Solo pueden ser relacionados con el uno o con ellos mismos, ningún otro número los compone, no se complementan con nadie más.


Lo mismo le sucede a nuestro protagonista, aislado de la sociedad por un problema que ni siquiera la ciencia puede explicar (hay quienes dicen que el Asperger se hereda genéticamente, pero no hay una causa única identificable). Incapaz de adaptarse a un grupo de manera completa, naturalmente se marginan, solo pueden relacionarse consigo mismos, y aquellas relaciones que logran forjar son bajo sus propias y particulares reglas.


Pero son, existen, surgen esas relaciones, aunque sean tan particulares. Aunque al afectado por el síndrome le cueste identificar los sentimientos y reacciones del otro, aunque no comprenda algunos de sus actos o palabras. No puede mantenerse aislado, porque aunque sea solo en el número 1, las personas y los números primos buscan compañía.



(1) "El curioso incidente del perro a medianoche" de Mark Haddon.

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