15 de agosto de 2012

Déjate convencer

Esta noche está en nuestras manos decir alguna verdad, que ya mentimos a diario a nosotros mismos. Nos mentimos cuando nos negamos lo que nos pasa y lo que nos deja de pasar, cuando queremos creer cosas que no son, cuando nos nublamos a nosotros mismos la vista para no ver lo que tenemos adelante.
Nos mentimos a diario sin quererlo, por costumbre, por ese hábito de mantener nuestras estructuras, de no dejar que las paredes caigan, de no quedarnos en la duda sino buscar las certezas.
Algunas mentiras son leves, otras las cargamos en el alma, pero todas significan una manera de prisión donde nos encerramos de manera inconsciente, sin siquiera saber que perdemos libertades, muchas veces desconocidas, impensadas, inimaginables, insoportables quizás si las hacemos conscientes.
Nos mentimos en las mismas verdades, siempre dichas a media, en voz baja, a escondidas.
Nos mentimos diciendo cosas que creemos fervientemente, pero que en algún momento se desarman, nos muestran otra cara, aquello que no sabemos o no queremos.
Nos mentimos porque nos hace felices, y nos aleja del miedo atroz de decir una verdad que al momento de decirla deje de ser tal.

Enviado desde mi iPod

No hay comentarios:

Publicar un comentario