27 de mayo de 2010

Las enseñanzas del bambú



Hay algo muy curioso que sucede con el Bambú y que lo transformas en no apto para impacientes: uno siembra la semilla, la abona y se ocupa de regarla. Durante los primeros meses no sucede nada apreciable.

En realidad no pasa nada con la semilla durante los primeros siete años. A tal punto que un cultivador inexperto estaría convencido de haber comprado semillas infértiles.

Sin embargo, al séptimo año y en un periodo de apenas seis semanas la planta de bambú crece más de 30 metros de altura.
¿tardó sólo seis semanas en crecer? No, la verdad es que se tomó siete años y seis semanas para desarrollarse.

Durante los primeros siete años de aparente inactividad, este bambú estaba generando un complejo sistema de raíces que le permitirían sostener el crecimiento que iba a tener después de siete años.

Sin embargo, en la vida cotidiana, muchas veces queremos encontrar soluciones rápidas, triunfos apresurados, sin entender que el éxito es el resultado del crecimiento interno y éste requiere de tiempo. Quizás por la misma impaciencia, muchos de aquellos que aspiran a resultados en corto plazo, abandona súbitamente justo cuando ya estaban a punto de conquistar la meta. Es tarea difícil convencer al impaciente, que sólo llegan al éxito aquellos que luchan en forma perseverante y coherente y saben esper4ar el momento adecuado.

De igual manera es necesario entender que en muchas ocasiones estaremos frente a situaciones en las que creemos que nada está sucediendo. Y esto puede ser extremadamente frustrante.

El triunfo no es más que un proceso que exige cambios, acción y formidables dotes de paciencia.

Apuramos a nuestros hijos en su crecimiento, apuramos al chofer del taxi, nosotros mismos vamos rápido a ninguna parte.

Perdemos la fe cuando los resultados no se dan en el plazo que esperábamos, abandonamos nuestros sueños, nos generamos patologías que provienen de la ansiedad, del estrés. ¿Para qué? Propongo tratar de recuperar la perseverancia, la espera, la aceptación y la TOLERANCIA, gobernar aquella toxina llamada impaciencia, la misma que nos envenena el alma. Si no consigues lo que anhelas, no desesperes....QUIZÁS SOLO ESTÉS ECHANDO RAÍCES.

(Cuento popular japonés)

1 comentario:

  1. Muy bueno Agus!

    Leyendo un poco me puse a pensar analogías entre una "simple" planta de bambú y la compleja existencia del Ser humano.

    Está la semilla de bambú que en su aparente quietud se prepara para Ser, para desarrollar sus potencialidades, aún cuando todo aquello por lo que trabaja parece lejano e inalcanzable.

    Por otro lado estamos nosotros, las personas, que vivímos en una vorágine constante en la que difícilmente tengamos tiempo para cultivar la mente, el alma y el espíritu. Hacemos muchas cosas, pero pocas cosas nos hacen, poco sirve para construirnos y para proyectarnos.

    La semilla de bambú, en cambio, respeta su ritmo vital y se entrega a la magia del sueño, ese sueño que la convertirá en el árbol del mañana aún cuando eso sea, en su presente, impensando.

    Será que, por nuestra cultura de la "satisfacción inmediata" estamos perdiendo la capacidad de soñar?....qué sería del bambú sin su sueño?...qué va a ser de nosotros sin los sueños?.

    En fin, pienso que quizás debamos entregarnos un poco más a la aventura de imaginar y comenzar a tener pequeños grandes sueños y aspiraciones. Despejar la mente de las cosas que si bien en algún momento nos pueden parecer importantes, a la larga no lo son. Como dice una frase; "menos analiza una flor y perfuma, menos analiza un pájaro y canta", simplemente siento que se trata de sacar a relucir la chispa interior que habita en cada uno y convertirla en un fuego vivaz, tal como esa pequeña semilla se convierte en árbol.


    Saludos...!!!

    Nico F.

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