27 de mayo de 2010

Quítense vacas que la vida es corta

"El mundo era tan reciente que muchas cosas carecían de nombre, y para nombrarlas había que señalarlas con el dedo." (*)Y los sonidos llegaban a cada oído como si nunca antes hubiesen sido escuchado, siquiera emitidos, con la resonancia de una música aun no compuesta. La pureza de las luces y los colores deslumbraba la vista y el alma, dando a conocer el mundo de una manera maravillosa y particular. Abrir los ojos por primera vez, sentir el aire en el rostro como si hasta el momento no hubiese soplado el viento, siendo la tierra bajo los pies tan nueva como el mundo mismo luego de la gran explosión.


(*) Cien años de soledad, Gabriel García Márquez

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