29 de julio de 2010

Un estante atrás de otro

Hoy estoy con muchas ganas de escribir, pero no se me ocurre nada sobre qué hacerlo. ¿Será falta de inspiración? Algunos consideran que tienen que estar con un estado de ánimo particular para escribir. Yo creía eso cuando era más chica, el tiempo me demostró que no es así. O por lo menos no lo es para mí, cada uno escribe en momentos diferentes, por motivos diferentes, sobre temas diferentes. 
Pero escribir siempre lo consideré una catarsis, un sacar de adentro cosas que están rondando por ahí. Limpiar un poco la cabeza dejando todas las ideas sobre el teclado. También es una manera de aclarar un poco las cosas, mirarlas desde otra perspectiva, tener que hacer un análisis previo para ponerlas en palabras, tratar de plasmarlas implica comprenderlas.
Quizás por eso es que no sé sobre que es escribir, porque en este momento tengo la cabeza limpia, cristalina. Puedo recorrer cada una de mis ideas con solo cerrar los ojos. 
Recuerdo que Sherlock Holmes decía que la mente es como una habitación donde vamos guardando las cosas que aprendemos y vivimos. Y que como toda habitación puede estar ordenada o hecha un desastre, y que además puede quedarse en algún momento sin lugar para más cosas. Sobre esta segunda parte nunca estuve de acuerdo, pero bueno, era algo muy particular del personaje que calzaba perfectamente con el tipo de conocimientos técnicos que poseía sobre algunas cosas y el poco conocimiento sobre otras, que a todos nos resultan cotidianas. Pero en cuanto a la primer parte, ahí sí estoy de acuerdo. Creo que mi cabeza es como una habitación, a veces está desordenada, a veces siento que hay ideas que vuelan como corrientes de aire y que rebotan contra una y otra pared sin llegar nunca a calmarse, con lo cual no puedo identificarlas, y hacen ruido y molestan. Pero otras veces, como ahora, la habitación está en orden, y la imagino como una biblioteca, con grandes estantes sobre cada pared y muchos libros en ellos, una ventana al final por donde entra la luz del sol. Y siento en este momento que puedo recorrerla pasando mis dedos por las estanterías, mirando los títulos de todo lo que tengo sobre ellas, recorriendo palmo a palmo mis ideas, mis recuerdos, mis deseos, mis añoranzas, mis actitudes, mi vida en su totalidad.
Cuando era chica hice una lista de cosas que quería hacer en mi vida (todavía la tengo guardada) y uno de los puntos era: tener una casa con una habitación solo de biblioteca.
Hoy doy por hecho ese punto.

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